a la población adulta sino que se ha puesto de manifiesto en la población infantil, aumentando drásticamente en los últimos años.
ambiental que determinan un disbalance entre la ingesta de calorías y el gasto energético a favor del primero. Se caracteriza por un exceso de grasa corporal con un aumento del peso y del volumen corporal. Tanto la composición de los alimentos como su riqueza y accesibilidad hacen que la energía ingerida supere la demanda metabólica. Una demanda también reducida por las condiciones ambientales en las que se desarrolla la vida de los niños y jóvenes. Los alimentos ricos en grasa (que aumenta la palatabilidad y transferencia de sabor y aroma) que para ser asequibles son industrialmente producidos a base de grasas (saturadas y trans) de un coste menor que las tradicionales (monoinsaturadas y cis), y la aparición de alimentos con azúcares de absorción rápida (dulces) frente a los de absorción lenta (almidones) no compensan la pobreza proteica relativa de la dieta de nuestros jóvenes. La abundancia y la facilísima accesibilidad a esos alimentos hace que, tanto desde el punto de vista cualitativo como cuantitativo, la dieta sea excesiva. Por otra parte, el gasto de energía de los jóvenes y niños es escaso, pese a que haya multitud de actividades extraescolares, puesto que el juego con movimiento, tan habitual y prolongado en épocas menos desarrolladas, está reducido al mínimo,sustituido por los juegos sin movimiento (de ordenador o consola, o trabajo escolar para casa o actividad extraescolar sin gasto de calorías).La prevalencia de sobrepeso y obesidad en chicos y chicas de 13 y 15 años es inaceptablemente alta en Europa. Todos los países muestran una gran proporción de chicos y chicas con sobrepeso.
Lamentablemente, los datos aportados por la Organización Mundial de la Salud para los países europeos sitúan a España como el segundo de 32 países, tras Malta, en sobrepeso, incluyendo obesidad, en niños y niñas de 13 años y con un 25 y 12% respectivamente de prevalencia, y el cuarto en sobrepeso, incluyendo obesidad, en niños y niñas de 15 años, con un 21 y 12% respectivamente de prevalencia.
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